22 agosto, 2011

Vacaciones en el pasado



Mi mamá logro algo que parecia imposible, pero que ocurre con más frecuencia de la que pensamos: convirtió su vehículo en una máquina del tiempo. No, no es un Delorean (que más quisiera yo) es una SUV familiar. Y no, no uso un dispositivo de flujo que funcione con plutonio (o con desperdicios de comida) De hecho no modifico la camioneta, la estructura quedo integra. Lo único que hizo fue agregar una abuela.

En las últimas dos semanas tuvimos de invitados a mi abuelita Balbina y a mi primo de 9 años. El viaje en el tiempo comenzó en el camino a Matehuala. Mi abuelita nos contó, con mucho amor, como era su papá. Decia que era un tipo callado y estricto, que cuidaba a sus hijas y procuraba preservarlas de todo mal. También nos contó como fue su infancia, viviendo en Matehuala y San Luis. En algún punto nos reveló que mi bisabuelo era empleado de CFE y llegó a ser gerente de zona. Luego, contó, con más amor como conoció a mi abuelo. Como y cuando comenzó a cortejarla, los cumplidos, los regalos y finalmente cuando se casaron. Nos contó de mis tíos que no llegarón a este mundo pero que igual los amó. De cómo eran las cosas cuando vivían en la casa que les dió su suegra y cuando se cambiaron a la casa que pasó a ser de la familia.

En el regresó contó más cosas, no todas las logró recordar. Contaba de sus hermanos y hermanas, de dónde trabajó en su juventud. Quién de sus hermanas les ayudaba a sus papás con los gastos. Nos contó de los malos negocios que a veces hacía su papá. Y durante las vacaciones, nos refirió múltiples anecdotas de su matrimonio, juventud, de sus hijos y de los nietos que le toco cuidar y hechar a perder. Y todavía recordó más, cuando le mostré fotos de una de sus primas.

Y en los ratos que tuvimos en el pasado reciente, creó nuevos recuerdos. Volvió a nadar (algo que una campeona de natación estaría extrañando hacer) Vió cómo mi primo aprendió a nadar y jugó wii fit plus. Y me enteré, por primera vez en mi vida, que mi abuelita adora el futbol.

No se que pasará mañana o en los proximos meses, pero escuchar a mi abuelita compartir los recuerdos de su niñez y juventud fue refrescante y me hizo saber que en mi familia hay mucho amor, apesar de los recuerdos amargos o de la frialdad del bisabuelo Loredo, mi abuelita recibió mucho amor.

Bendiciones a todos,