18 septiembre, 2013

Esos maestros huevones.




La ciudad de México está hecha un caos. Las imágenes en los medios de comunicación dan cuenta de la ocupación de los campamentos de la CNTE (Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) un sindicato alterno al SNTE (Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación) El primero tiene mayor presencia en el Sur-oeste del país (Guerrero, Oaxaca, Chiapas y Tabasco) El segundo es el mayor sindicato de América Latina y el mejor organizado.

Desde hace 60 días, los maestros afiliados a la CNTE mantienen un campamento permanente en la capital del país, esperando a que las autoridades educativas y el propio Presidente dialoguen con ellos. El ciclo escolar inició hace menos de 30 días. Las escuelas de educación básica y algunas Normales de los estados mencionados permanecen cerradas. Los niños, siguen de vacaciones. 

Una vuelta por los espacios de comentarios de los distintos diarios mexicanos dan una idea del sentir generalizado del ciudadano de a pie: Estan hartos. Hay quienes se atreven a pedir al Gobierno Federal una intervención cómo la ocurrida el 2 de Octubre de 1968 sobre los estudiantes que protestaban por una mejor educación superior y mejores leyes en el país. Pero, ¿es realmente el sentir del ciudadano de a pie?

Una vuelta por los encabezados de los diarios puede dar una pista:


No solo los encabezados de las noticias, en Twitter, una red social en la que se mide la opinión pública, hay infinidad de comentarios con calificativos poco halagadores hacia los maestros.

Pero esos calificativos no son de la semana pasada, ni de este año. Los calificativos que rebajan a los maestros al grado de lacras de la sociedad vienen circulando en los medios desde mediados de los 90. Más o menos cuando se creó la CNTE. Y desde entonces, el discurso no ha cambiado, de hecho ha escalado hasta llegar a involucrar a los maestros afiliados al SNTE. Uno de los comentarios que más me llamaron la atención, fue de un reportero de TV Azteca que decía "No ganan tan poquito cómo para que anden haciendo su circo".

Sin meterme en reflexiones de cuánto realmente gana un maestro y cuantas horas realmente trabaja. Ese no es el objetivo de esta publicación. En está ocasión quiero aclarar ese lenguaje usado por periodistas y que el pueblo ya repite en cuanto se menciona la palabra maestro, simplemente, porque pasó a ser parte de la definición de maestro mexicano. Algunas de esas palabras son: flojo, faltista, arguendero, parero, borrego, ¡ah! y gandalla.

El uso de ese lenguaje es un claro intento por desprestigiar a los maestros, quitarles simpatía social. No para que sean mejores maestros, no. Ni para que el gobierno pueda manipular a los maestros a su antojo (si así fuera, no hubiera cedido el control del gremio a los sindicatos) Ese lenguaje se usa cómo arma en contra de un gremio que siempre lleva las de perder en un conflicto sociedad-gobierno. Si hacemos un recorrido por la historia, veremos cómo los gobernantes apagan a los maestros de diferentes formas. Desde Socrátes, hasta nuestros maestros actuales.

Socrátes tuvo el atrevimiento de afirmar, que el conocimiento  no era exclusivo de los aristocrátas, los plebeyos, tenían tantos conocimientos cómo un Senador. Su peor afirmación, fue que el plebeyo también tenía derecho a la educación y que podía enseñar a los aristocrátas. Por esas declaraciones, al gran maestro, le dieron a escoger: o se retractaba, o se bebía ua copa de veneno. Para desfortunio de los aristocrátas, Socrátes escogió la muerte.

Sistemáticamente, un gobierno opresor y represor, persigue primero a los maestros. ¿Por qué? Por tres simples y poderosas razones:

1. Un maestro enseña a leer. Un ciudadano que sabe leer, que realmente lee, es un ciudadano al que no se le puede engañar. Los programas de lectura actuales son una falacia, nada que ver con los programas de lectura de la decáda de 1980. La lectura hoy, es tan deficiente, que la parte más difícíl de la prueba ENLACE o de CENEVAL, no son las preguntas (o sus respuestas) pero descifrar que es lo que realmente quieren decir. A un ciudadano letrado, no se le pueden dar leyes o discursos con basura (choro), pues sabe bien que quién pronuncia muchas palabras para decir "Hola" no es una persona honesta.

2. Un maestro enseña a escribir. Es falso que una persona que lee, por añadidura sabe escribir. Puede escribir mejor, cierto, pero saber leer no es indicativo de saber escribir. Escribir involucra el control físico del cuerpo, tarea que desarrolla coordinación ojo-mano-ojo y por tanto, mejora las conexiones cerebrales. Quién sabe leer y escribir, puede presentar un texto cómo este o aún peor, enviar cartas, exhortos y propuestas a sus gobernantes.

3. Un maestro enseña matemáticas. Una habilidad con la cual podemos resolver la siguiente operación:

Sueldo mensual actual = 160,000 (sin prestaciones)
Legisladores = 300
Gasto mensual actual = 160,000 x 300 = 48,000,000 (cuarenta y ocho millones)
Gasto anual mensual = 48,000,000 x 12 = 576,000,000 (quinientos setenta y seis millones)

Sueldo mensual propuesto = 50,000 (sin prestaciones)
Legisladores = 300
Gasto mensual actual = 50,000 x 300 = 15,000,000 (quince millones)
Gasto anual actual = 15,000,000 x 12 = 180,000,000 (ciento ochenta millones)

Ahorro = 396,000,000 (trecientos noventa y sieis millones)

De la misma manera, se puede calcular el costo de construcción de un aula de 5 x 8 metros.

Tres simples razones, por las que los maestros han sido perseguidos desde que existen las diferencias sociales. Pero hay una razón más, a la que le tienen más miedo los gobernantes. Y es, que los maestros fomentan el pensamiento critíco, son formadores, consejeros, amigos, extensión de la familia y muchas veces refugio social para los niños que vienen de hogares rotos o que no reciben suficiente atención. Son el ejemplo sustituto de padres ausentes. Si bien es cierto que muchas veces los maestros se cierran a que se conteste de la forma en que ellos nos han enseñado, también es cierto que siempre preguntan "¿y cómo llegaste a ese resultado?"

La próxima vez que lean (o escuchen) que los maestros huevones y faltistas están "haciendo de las suyas" apliquen lo que esos maestros les enseñaron y pregunten: ¿por qué? ¿por qué están en desacuerdo? ¿por qué están bloqueando la capital? ¿por qué no los escuchan? ¿por qué no los escucho? ¿por qué no pasan a los maestros diciendo en qué no están de acuerdo? ¿por qué dejó que mi empleador me trate mal y me niegue mis derechos? ¿sólo se quejan de algo que los afecta a ellos?

Recordemos que este país es una granja, y todos sabemos lo que pasó cuando los animales se negaron a ayudar a los ratones.

Bendiciones,

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