04 abril, 2012

Análisis de presonaje II



Anteriormente, ya había hablado del análisis de personaje desde el punto de vista del escritor. Ahora toca el turno al análisis de personaje según el actor.

El actor es un lienzo humano, no pintará su cuerpo con pintura, pero sí asumirá una personalidad y carácter a veces extremo a su propia personalidad. El actor debe olvidarse de sus tristezas, enamoramientos, miedos o iras; para asumir los de una persona ficticia. Para llegar al punto de mostrar esas emociones ajenas, hay que entender al personaje, crearle una historia. Pero no nos adelantemos, vayamos por partes.

Lo fundamental para crear un personaje es el texto. Un actor no debe iniciar la creación de su personaje sin antes leer el texto. El texto nos marca, explicita e implícitamente las características físicas y psíquicas del personaje, a veces también nos da pistas de su pasado. Se recomienda leer el texto en varias etapas. Primero es la lectura plana, esto es leer el texto sin aplicarle emoción alguna, como si leyéramos una novela o cuento, para crearnos una figura de la historia. Este paso se realiza dos veces, aquí no se involucra la memorización, es solo para crear una imagen de la obra en su totalidad.

La segunda parte es la lectura de análisis. Aquí, obtenemos los datos concernientes al personaje. La mayoría de los textos contienen, al inició, una descripción detallada del personaje. Ejemplo:

María: Mujer de 30 años, divorciada, vive con sus hijos y se dedica a las ventas por catálogo.

Este tipo de descripciones, por el contrario son escasas en obras más elaboradas. Dejando al actor con plena libertad creativa. O por lo menos tanta libertad como lo desee el director teatral. En base a estas descripciones se toma nota de las características del actor. Una primera ficha del personaje puede incluir: Nombre, edad, profesión u oficio, características físicas (ciego, paralítico, gordo, delgado), recuerdos, genero, orientación sexual, creencias religiosas, relaciones con otros personajes y entorno socio económico. A la ficha, se pueden agregar tantas características como sea necesario. Durante la segunda fase de lectura, obtenemos la mayor parte de los datos.

Ya que tenemos una descripción ampliada del personaje, se escribe la historia de vida. Esta historia de vida, nos dará los porques. No se trata de escribir una novela sobre el personaje, aquí se trata de despejar las dudas con respecto a las reacciones emocionales de un personaje. Siguiendo con María, uno de los diálogos marca:

(Pablo levanta la mano para señalar la salida)
Maria (Encongiendose sobre sí): ¡No, Pablo!  No me golpees
...

¿Porqué María reaccionó así? ¿Qué ocurrió en el pasado de María para que reaccione así? Aquí podrá surgir otra pregunta ¿Quíen es Pablo y que relación tiene con María? De ahí la importancia de saber cómo se relaciona un personaje con otro. Si Pablo es el hermano de María, lo probable es que en el pasado Pablo maltrató a María; si Pablo es pareja de María, podemos inferir que María sufrió abusos de su anterior marido; podemos sacar conclusiones más acertadas de la reacción de María si conocemos cuál es su relación con Pablo.

Hasta aquí todo ha sido mecánico. Empecemos por lo emocional. Terry Schreiber propone memorizar el texto primero. Y es cierto, no se puede comenzar a trabajar trazo grueso si el actor se anda paseando por ahí con el texto en mano (aprendizaje por experiencia, eso no se hace, además saca de quicio al director y provoca regaños). El texto nos dará la presentación del actor: La voz. Luisa Huertas coincide, para impregnar de emoción la voz, hay que conocer el texto. Y no son los únicos, los maestros de español que preparan alumnos para concursos de declamación, hacen mucho énfasis en que las poesías deben aprenderse como texto, sin ritmo, emoción o ademanes. Una vez que se tiene el texto memorizado vienen los énfasis, emociones y ademanes.

La voz nos da también la postura física del actor. Les comparto mi experiencia, durante el montaje de El amo de la noche, hice dos personajes. Uno de ellos, Emoé, era una mendiga que vivía en la corte de los milagros, me estaba costando trabajo conseguir el personaje; hasta que le puse voz. La voz que escogí era rasposa y como susurros, para hacerla, tuve que colocar mi maxilar en una posición tal, que mis dientes inferiores resaltaban, eso me dio la mirada, y luego la postura.

Ya con el texto y la voz, se puede presentar una propuesta al director, quien decidirá si la línea presentada por el actor es la correcta. Generalmente, un director dirá que si, si existe un personaje trazado, si no existe un personaje (es decir, el actor usa su voz para presentar al personaje) el director empezará a imponer un personaje.

Al escribir la historia, se sugiere hacer investigación de campo. Si vas a presentar una prostituta, habla con una o varias de ellas. Si vas a representar a un transexual, plática con uno de ellos. Observen el entorno in situ de los personajes. Aquí hay que usar el sentido común, sin exponer la integridad física, ya que no todos los personajes requieren investigación de campo.

El actor, no va a crear un personaje, el personaje ya esta hecho. El actor tiene que escudriñar en las palabras del escritor hasta encontrar el corazón y el alma de un personaje y apropiarsela para que ocupe el cuerpo del actor. De ahí que se considere a algunos actores como malos actores, pues su físico, su voz, su mirada, la postura de su cuerpo, es siempre la misma, no cambian un ápice para interpretar un personaje.

Si quieren aprender a manejar todos los registros de voz que poseen, es bueno tomar clases de  canto o de actuación vocal. Para inciar a trabajar la voz nada como experimentar con ella, voces de niños, voces de adultos, voces demoniacas, voces de viejos... para cada una se requiere colocar el diafragma en diferente posición, el cuerpo buscará la postura que mejor le acomode para alcanzar esos registros. Conocer nuestro registro de voz, también nos salva cuando tenemos la garganta inflamada (aprendizaje por experiencia, ¡si funciona!)

Recuerden que el actor, debe conocer su cuerpo y su personalidad. De no hacerlo, corre el riesgo de adoptar características de un personaje y adjudicarselas como propias, lo cual lleva al encasillamiento.

Rompansé una pierna, mucha mierda....

Nos vemos en el teatro.

Jerry Schreiber director y maestro de teatro, escribió el libro Actuación las nuevas tendencias donde recopila las técnica de actuación más extendidas y da consejos de cómo crear un personaje. Excelente libro, lo recomiendo mucho si están estudiando actuación por su cuenta. No sustituye en ningún momento el trabajo del director.
Luisa Huertas, actriz mexicana, actualmente dirige la Universidad de la Voz en México, DF. Hace dos años tuve la fortuna de estar en una de sus charlas, una platica interesante, donde la sobremesa llevó a compartir con los puntos de vista aquí expuestos.

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